Gestión de la cronicidad . El constante envejecimiento de la población española, la creciente demanda de atenciones médicas especializadas, la revolución tecnológica en marcha en sanidad y la innovación protagonizada por una nueva farmacología de aplicación continuada y rápida representan una parte del problema de gestión al que se somete a los sistemas de salud y a los directivos sanitarios competentes. Una situación compleja que genera, a su vez, una gran presión sobre los recursos financieros disponibles. Éstos están obligados a atender las demandas de la salud pública y de la ciudadanía.
A esta situación no es ajena la cronicidad, sobretodo en personas mayores. Una batería de estadísticas cruzadas lo confirma. Ocho de cada diez pacientes atendidos en España en atención primaria son enfermos crónicos. Seis de cada diez ingresos hospitalarios corresponden a enfermos de larga duración. Siete de cada diez euros invertidos en salud por las instituciones públicas son gastos para atender las demandas de pacientes crónicos.
Esta presión sobre los medios sanitarios da lugar a un modelo de atención claramente desequilibrado. Es una carga muy pesada y resulta difícilmente sostenible para las administraciones públicas. También para una sociedad que envejece bajo la perspectiva de una esperanza de vida cada vez más larga.
Ahora bien, ¿cuáles son las soluciones ante la gestión de la cronicidad ?
Aún hay margen para corregir la deriva, para comenzar a revertir gradualmente este proceso.
De entrada, la gestión sanitaria debe racionalizarse para evitar la improductiva fragmentación de los servicios que se prestan a los enfermos crónicos. En muchas ocasiones, competen a varios centros de asistencia diferentes con especialistas distintos y para atender la demanda de una gran cantidad de medicamentos distintos.
La gestión sanitaria debe gestionar bien los procesos relacionados con la gestión de la cronicidad . Se deben crear grupos de trabajo que introduzcan perspectivas profesionales distintas. También se han de establecer criterios de evaluación más ajustados que permitan conocer la evolución de las medidas correctoras. Y, en su caso, el recorrido de los programas piloto activados con los que dar respuesta a atenciones integrales en casos específicos como los de insuficiencias cardíacas, diabetes, cuidados paliativos, bronquitis crónica o fibrilaciones auriculares.
La creación de programas piloto que ayuden a resolver este problema
Programas piloto que permitan gestionar casos complejos de comorbilidad que detraen muchos recursos. Actuaciones que establezcan protocolos los casos más comunes de pacientes con enfermedades múltiples y que reciban muchos medicamentos. Casos que puedan ser seguidos con modelos de atención sanitaria más flexibles, más creativos, o más renovadores como la telemedicina. O los que introducen cambios en la gestión de las dolencias del paciente.
Capacitando al enfermo, empoderándolo, a ellos o a sus familiares más directos teniendo como referencia a los centros de atención primaria. Otro camino es posible para atender los desafíos impuestos por la cronicidad.
Estaremos encantados de recibir tus comentarios o aportaciones sobre experiencia de paciente y nuevas herramientas para la mejora de ésta.
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